viernes, 5 de noviembre de 2010

Día 1

Hoy empieza nuestra aventura. Lo primero que hemos hecho al levantarnos, después de “las tareas básicas”, ha sido pesarnos y dejar registro escrito para constatar los futuros progresos.

Ana: 70,3 kgs.

Dave(*): 79, 2 kgs.

(*): A petición del interesado, a partir de ahora Álex pasará a llamarse Dave (qué tontuna más grande, digo yo, pero todo sea por respetar la “intimidad” de mi costillita!)

Menú del día:

Desayuno: Bebida caliente de cacao (sobre)
Media mañana: Mini cake de vainilla
Comida: Calabacín y Calabaza rehogados en el micro, mini ensalada de lechuga y endivia, tortilla sabor queso (sobre).
Merienda: Crema de vainilla
Cena: Champiñones rehogados con ajo y perejil deshidratados, sopa de ave con fideos (sobre)

Impresiones y comentarios:

Aunque ya estaba advertida, me ha sido casi imposible disolver el contenido del sobre en el agua caliente, y eso que lo he preparado como el Cola-cao y no como indica el sobrecito (es decir, añadiendo el agua poco a poco hasta que se forme una pasta, y así hasta que se añade toda el agua… pero ni con esas). Ha sido imposible disolver todos los grumitos, y la sensación al tomar el chocolate no ha sido demasiado agradable. Además el sabor, para mi gusto, es demasiado dulce.
El mini cake, pasable. Textura un tanto correosa, pero tampoco se pueden pedir peras al olmo ¿no?
La “tortilla” expele un olor y sabor que recuerda a los ganchitos infantiles, pero más malo. A mi me ha resultado imposible acabarla, me ha producido rechazo.
La crema de vainilla ha tenido el mismo problema que el chocolate caliente, una vez preparada ha quedado llena de grumos. Dave ha podido tomarla sin problemas, a mi me ha costado mal. La he tomado como un purgante, obligándome y con un asco infinito.
Sorprendentemente, la sopa no estaba del todo mal. No tiene nada que ver con la sopa de sobre convencional, pero estaba bastante aceptable.

Nuestras sensaciones en general han sido positivas. En mi caso me siento un poco decepcionada por los sabores de los preparados: era consciente de que no serían ambrosía, pero algunos me los he tomado con verdadero asco. Este punto lo he llevado peor que la sensación de hambre o las tentaciones por comer otras cosas. En ese sentido, Dave lo ha sobrellevado mejor: él no esperaba ningún sabor en especial, sabía que el chocolate no sería como el chocolate al que estamos acostumbrados y que de la tortilla no sabría a huevo y queso, por lo que la decepción ha sido menor.
Por lo demás, ambos hemos estado todo el santo día haciendo pis, más del que cabría esperar aún habiéndonos bebido 1,5 litros de agua (Dave algo más).
Al finalizar el día, y justo antes de irnos a dormir, la sensación es de “gusanillo”, es decir, que te comerías algo rico pero no una ensalada, por ejemplo. Lo cual quiere decir que NO es hambre, sino ganas de comer.
Mañana sigue la aventura, seguiré explicando. Buenas noches.